martes, 28 de enero de 2014

Luka Modric: del fuego cruzado al césped del Bernabéu

El jugador del Real Madrid, Luka Modric, celebrando un gol en el Bernabéuwww.planetf1.com
El solsticio de verano de 1991 se inició con el fichaje de Robert Prosinecki por el Real Madrid. Dos meses más tarde, con la competición liguera llamando a las puertas de los clubes, el croata recibió la peor noticia posible: su país, Yugoslavia, había sucumbido ante la pólvora y se había iniciado una guerra civil entre croatas y serbios. Las armas tomaron el relevo de la palabra y el silencio de los bosques yugoslavos fue secuestrado por el silbar de las balas.  

Mientras Prosinecki sufría desde la lejanía, sabiendo que sus compatriotas estaban muriendo en armas, una gran parte de los croatas huían de sus hogares atemorizados por los incesantes y desmesurados ataques de los serbios. Fueron muchos los refugiados de aquella terrible guerra; uno de ellos era un pequeño niño rubio, de tez blanca -casi rosada-, inseparable de un viejo balón de fútbol y que se erigió con apenas seis años como el hombre del hogar. Luka Modric (Zadar, Croacia,1985) ha pasado, en menos de 30 años, de corretear entre los cráteres de las bombas a jugar en el verde del Bernabéu ante 85.000 aficionados a orillas del Paseo de la Castellana.    
 
Nuestra historia se inicia a finales del verano de 1985, en la ciudad costera de Zadar. Hasta allí se trasladaron Jasmina y Stipe Modric, los padres de Luka, para que la llegada al mundo de su primogénito fuese en el paritorio de un hospital. Sin embargo, el verdadero hogar de los Modric se encontraba 60 kilómetros hacia el interior, en la pequeña aldea de Modrići, situada en la región de Obrovac. Zona montañosa y rural, poco poblada y aún salpicada por los restos de la barbarie que se vivió en los Balcanes a principios de los 90.
   
Nos situamos en el agosto de 1991. El pulso político entre Croacia y Serbia se incrementó con el referéndum no oficial sobre la cuestión de la autonomía y soberanía serbias en Croacia, a pesar de que los croatas representaban prácticamente el 80% de la población total de Yugoslavia. El Gobierno croata intentó bloquear el referéndum, pero tan solo fue un parche de semanas que no evitó el desencadenamiento de la violencia. Se iniciaba así una de las guerras más cruentas de la historia reciente de Europa.

Señal de tráfico cosida a balazos durante la batalla de Vukovar en 1991maf.usafreeforum.com
Durante sus seis primeros años de vida, Luka Modric vivió en la pequeña aldea de Modrići junto a su padre, su madre y su abuelo. Cuando estalló la contienda, los rebeldes serbios comenzaron la ocupación de los alrededores de Zadar, entre los que se encontraba la región donde vivían los Modric. Un día, asesinaron a su abuelo, que también se llamaba Luka y fue entonces cuando comprendieron que debían marcharse de allí. Su hogar, como el de otros tantos vecinos de la región, quedó a merced de las bombas rebeldes. Así, la familia Modric tuvo abandonar su casa y emprender un viaje hacia la ciudad con lo puesto, convirtiéndose en refugiados de guerra. Stipe, su padre, marchó al frente a combatir contra el ejército serbio.    

Su primer alojamiento iba a ser el Hotel Kolovare, una enorme instalación turística, transformada en centro de refugiados. Allí, el director del centro donde residían se fijó en las habilidades futbolísticas de Luka, que se pasaba los días jugando con el balón frente al hotel. Fruto del destino, el hombre que dirigía el hotel trabajaba también en el Zadar y el pequeño Luka consiguió llamar la atención del que sería su primer club. Además, su familia fue trasladada a otro hotel, el Iz, situado al lado de los campos de entrenamiento. Sin embargo, la supervivencia se erigía como lo más importante del momento y el fútbol quedaba relegado a un segundo plano. Baste decir que cada día la ciudad de Zadar era bombardeada con unas 600 granadas de media. 

Luka Modric controlando un balón en su infanciahttp://www.divinity.es/blogs/biovips  
Luka Modric ingresó en la Escuela de Fútbol del Zadar, en plena guerra. La lluvía de artefactos explosivos era la tónica habitual en el campo de entrenamiento donde Modric, junto a otros niños croatas, perfeccionaban su técnica futbolística. Ante el aterrador sonido de las sirenas, los entrenadores recogían a los niños y a la carrera les protegían de los bombardeos serbios en los refugios. Con esta situación, los entrenadores proponían un curioso juego para que los pequeños no borrasen su sonrisa de la cara: el primer niño que llegase al refugio, se convertía en el heroe del día. Lo peor de la guerra para Zadar concluyó en 1993.  

Luka continuó su formación, incluso durante dos años tuvo un preparador personal. A la edad de 12 años, los entrenadores de Modric decidieron llevarle a las pruebas de selección del Hajduk Split. La joven promesa había nacido en la ciudad Zadar, que estaba incluida en la región de Dalmacia, y cualquier proyecto de futbolista de la zona soñaba con jugar en el Hajduk. Durante dos semanas estuvo sometido a prueba, pero su falta de físico -especialmente de altura- pesó más que su magestuosa calidad, por lo que no fue seleccionado. Fue en estos duros momentos cuando Luka pensó en abandonar el fútbol. 
       
Sin embargo, el croata no desistió. Era siempre el más pequeño, pero siguió jugando en las inferiores del Zadar. Creciendo, viajando y ganando torneos, sin perder la alegría. Cuando Luka terminó la escuela primaria, su entrenador y padre deportivo, Tomislav Basic, llamó a los responsables de cantera del Dinamo de Zagreb y les dijo que tenía dos diamantes en bruto para ellos. Uno de ellos era Luka Modric. Era entonces cuando el joven futbolista aterrizaba en el club más importante de Croacia, el más grande y laureado. Rechazado años antes por el equipo de su corazón, el Hajduk Split, Luka ingresaba en su más encarnizado rival, el Dinamo de Zagreb.

El croata festejando un título durante su periplo en el Dinamometro-portal.hr
Allí progresó por las categorías inferiores, aunque los prejuicios de siempre no le abandonaron y solo su técnica le permitió sobrevivir. El Dinamo admiraba su talento, pero recelaba de su físico, y aún más cuando llegó la edad de avanzar al primer equipo. Por ello,decidieron ponerle a prueba enviándole a la liga bosnia. Concrétamente a Zrijnski por un año. Luka se enfrentó a una liga dura, en ocasiones brutal, pero que le formó como jugador. De regreso a Zagreb, el Dinamo aún quería verle en acción en la liga croata antes de darle una oportunidad. Por ello, le cedieron de nuevo, esta vez a un club llamado Inter Zapresic. Un equipo de barrio a solo 30 kilómetros de Zagreb, pero que jugaba en la primera croata.
    
Su entrenador era Srecko Bogdan, un veterano central de la Bundesliga que decidió dar a Luka lo que necesitaba. Le dio un intervalo de confianza de 10 encuentros seguidos. 10 encuentros en los que debía demostrar que quería ser un profesional de primer nivel. Sin embargo, al joven croata le sobraron 4 partidos. Con tan solo 6 recibió la llamada de la selección sub-21, a sus 18 años de edad. Además, a mitad de la temporada 2004-2005, el pequeño Inter Zapresic liderado por él, era campeón de invierno y aventajaba al poderoso Dinamo en 6 puntos. Fue en ese momento cuando decidieron recuperarle y llevarle de regreso a Zagreb. Había superado todas las pruebas imaginables, y a partir de 2005 nada pudo detener su carrera en el Dinamo.
   
A lo largo de los tres años sucesivos, Luka consiguió un total de cinco títulos con el Dinamo. Un Modric que además saldó una pequeña cuenta pendiente en la última jornada de su primer año: para celebrar el título, un gol suyo, un disparo brutal contra el equipo de su infancia, el equipo que había considerado oportuno no contar con Luka entre sus filas: el Hajduk Split. En 2008 fichó por el Tottenham Hotspur a cambio de 27 millones de euros, convirtiéndose en el fichaje más caro de la historia de los ‘Spurs’. Luka era un jugador que había llamado la atención en Europa por su descaro y atrevimiento. Llegó en el momento oportuno, con Juande Ramos en el banquillo londinense tras un exitoso paso por el Sevilla.
Luka Modric durante un encuentro con el Tottenham Hotspurwww.vavel.com 
Debutó de forma oficial con la camiseta del Tottenham Hotspur en el primer partido de Premier League, con derrota por 2-1 frente al Middlesbrough. En sus primeros meses en Londres, Luka no rindió al nivel esperado por el cuerpo técnico y la afición 'spur'. El motivo fueron una serie de molestias en la rodilla que arrastró a lo largo de toda la temporada. A partir de su segundo año, Modric se convirtió en el timón futbolístico del Tottenham, el director de orquesta por el que pasaba todo el juego. Además, fue una época donde se probó en todas las posiciones de la medular, incluida la de mediocentro defensivo.   

Modric iba creciendo como futbolista, y los muros londinenses de White Hart Line se le iban quedando pequeños. Empezó a pensar que su futuro pasaba por jugar la Champions League cada año, de forma regular, y si el Tottenham no cumplía con esas expectativas lo más favorable sería buscar un nuevo club, esta vez un titán europeo. Fue entonces cuando sonaron con fuerza dos colosos del fútbol mundial: uno londinense, vecino del Tottenham, el Chelsea FC. El otro español, el equipo que más 'orejonas' ha conquistado en la historia del fútbol: el Real Madrid. Finalmente, se decidió por el club de Chamartín. 
  
El 27 de agosto de 2012, Luka Modric fue presentado como nuevo jugador del Real Madrid de la mano del presidente del club, Florentino Pérez. Con un acuerdo que se cerró en torno a los 35 millones de euros, el croata pasó a filas madridistas y a jugar en una liga opuesta a la Premier. Si los rivales en Inglaterra se caracterizaban por la búsqueda directa de la portería, Luka pasó a enfrentarse en España a equipos que abogan por la posesión del balón, que miman el cuero. El espolón de este tipo de fútbol es más que sabido: el F.C. Barcelona. Este tipo de encuentros le benefician, y así se esta reflejando en la presente temporada, donde Luka ha adquirido importancia y posee la batuta de este nuevo Madrid dirigido por Carlo Ancelotti.   

Modric posa con la elástica blanca en su presentación | www.fichajes.net  
La ilusión de un niño todo lo puede. Quizás suene a tópico, pero cuando nos enfrentamos a historias de superación como la de Luka Modric vemos que no es así. Ni las balas, ni las bombas, ni el descrédito de compañeros y entrenadores, incluso ni sus aptitudes físicas han podido frenar el sueño de este joven croata de 28 años. Quizás no pase a la historia del fútbol como uno de los mejores jugadores -como puedan ser perfectamente Cristiano Ronaldo o Leo Messi-. Sin embargo, Luka tendrá el honor de ser recordado como aquel niño que sobrevivió al fuego cruzado en la guerra de los Balcanes y que, gracias a su sobrehumano esfuerzo y su imborrable sonrisa, llegó a saltar con la elástica blanca al césped del Santiago Bernabéu.